domingo, 28 de febrero de 2016

El bosque de los suicidios



Una joven llamada Sarah viaja a Japón en busca de su hermana gemela desaparecida, Jess. Allí le dicen que la joven desapareció en el bosque de Aokigahara, en la falda del monte Fuji, lugar fruto de varias leyendas urbanas, ya que la gente suele acudir allí para suicidarse y se dice que sus almas vagan por el lugar. Con la ayuda de un periodista australiano y un guía local, Sarah empezará a explorar el bosque viviendo aterradoras experiencias.

Un reparto correcto, con una protagonista, Natalie Dormer, en alza por su participación en Juego de tronos y Los juegos del hambre y una premisa muy atractiva que desembocan en...

En un despliegue efectista que va enredando el argumento a medida que avanza, dejando cabos sueltos y lagunas argumentales que no se resuelven nunca o se resuelven mal, dando lugar a situaciones sin sentido que desfilan por la retina del espectador haciendo que este se sienta poco a poco cada vez más estafado, para cerrar con un final precipitado y previsible desde media hora antes.

Quizás el mayor fallo sea que el debutante Jason Zada (que espero que haga mejores películas en el futuro, porque si no le veo dentro de tres años en la cola del paro...) intenta crear tanta atmósfera que todo se queda ahí, en una creación de atmósfera sin clímax explosivos que la cuajen. El abuso de las escenas diurnas también es un punto en contra, muy bellos parajes, es cierto, planos que quedarían genial en un documental (de hecho, hay uno sobre el bosque de Aokigahara que seguro que da más miedo que esta película) pero que en una película de terror sobran por completo. A mí que me perdonen, pero por mucha música ambiental y sonidos fuera de cámara que me pongan, no me voy a aterrar porque me enfoquen durante un minuto un caracol encima de una rama. Dormer intenta salvar la cinta, reconozco que la chica le pone voluntad, pero cuando los cimientos son tan malos, el edificio se va a caer seguro.

El desarrollo de la película es lento, y el terror real no empieza hasta que casi ha pasado medio filme. Al principio hay un par de "sustos", pero que luego tienen una explicación, y la cosa no arranca hasta que los protagonistas están dentro del bosque... tarde, todo hay que decirlo, alargan demasiado la parte previa, en un intento de estirar una cinta que mejoraría mucho si se resumiera su argumento en diez minutos y se centraran en crear escenas truculentas dentro del lugar, o puestos a alargar el inicio hazlo con algo que pueda interesar al espectador, como centrarte en las leyendas de fantasmas japoneses o el por qué se elige el bosque para suicidarse. No es así, y al final la película se queda en un quiero y no puedo.

Bueno, creo que queda clara mi opinión, así que no pierdo más mi tiempo. Como dije en Facebook, el título le va al pelo, te dan ganas de cortarte las venas mientras la ves. Mi puntuación personal, un 3.

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